Archivo de enero de 2010

Tendinitis del supraspinoso: Aloe vera y achicoria.

Martes, 12 de enero de 2010

Le dije a Jescar que  queria ver a Camillo, el m’edico naturista y  enseguida se puso en contacto con el, pero no respondia al telefono.

Como si de un codigo secreto se tratara, a la hora aparecio por casa de la Namulundu.

Estuvieron charlando como una hora envarias lenguas, samia y luganda creo y despues me invit’o a pasar a la casa para ver mi hombro. Jescar le habia explicado mi problema con la tendinitis del hombro doloroso y el hombre escuchaba atentamente. Me movio varias veces el brazo para comprobar la extensi’on y  rotacion y palpar el hombro. Me pregunto a traves de Jescar si tenia inconveniente en tomar una bebida y como le dije que no se marcho.

Volvio ya por la tarde, casi al atardecer con una bolsa de plastico en la mano. Dentro traia una botella de litro y medio con un bebedizo de color verde oscuro, que me estoy tomando cada ocho horas y hojas de aloe vera recien cortadas.

El bebedizo  sabe a achicoria y verdin. Le pregunt’e de que estaba hecho, pero no me respondio, yo insisti en que sabia a achicoria y le dijo a Jescar que me dijera que yo era muy intelignte. Y con eso me quede.

Lo del aloe vera ya contar’e como se aplica, que es muy interesante, porque difiere  muy poco del tratamiento que hacen las fisio de Quercus Vital, pero  lo verdaderamente asombroso es que una persona que no ha estudiado medicina haga un tratamiento similar a una de las clinicas, que considero mas avanzadas, al menos en Zaragoza, del tratamiento del hombro doloroso. Esta manana ha venido a darme un masaje y forzar la articulaci’on…  Si funciona lo del aloe,  !vendere la patente del tratamiento!

Laurence Camillo es un medico no universitario, que practica la medicina  tradicional africana, basada en la tradicion oral y en la aplicacion de medios y remedios naturales, adquiridos a traves de siglos de experiencia, por la tribu de los Toro en el Oeste de Uganda, frontera con El Congo.

Visita a Butangasi, poblado Namulundu.

Lunes, 11 de enero de 2010
Las Namulundu posando para la cámara.

Las Namulundu posando para la cámara.

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Niños de Butangasi con el balon de trapos.

Kazule, el conductor que Jescar tiene en Kampala, ha venido con su matatu de 14 plazas que se convierten en 20 cuando es necesario, y nos ha llevado a Masaba, Butangasi.

Casi hemos completado el matatu, porque en casa de Jescar hay varios “relat ives”.  Son los parientes, sin determinar, el grado de parentesco, que se encuentran en una casa. Al parecer es de lo más habitual. Cuando vinimos de Kampala, nos trajimos dos hijos de Sam, un hermano de Jescar, que estaba convaleciente de malaria. Tienen 4 y 7 años, y se lo pasan estupendamente ya que aquí salen  están en la calle, cosa que no hacen en en Kampala. Son bastante peleones y están todo el día de gresca.

Vino tambien un hijo del  difunto  muslim, del que falleció cuando estuve el año pasado. Se llama Farruco, y es un tiarrón de uno noventa, que se ha metido en el ejército profesional y ahora esta de vacaciones. Como Reagan, el otro hijo de Jescar está en Nairobi, Jescar tiene una cama libre que la ocupa su primo.

En Butangasi, las cosas están parecidas al año pasado, con una diferencia, esta temporada ha llovido más que la pasada y se encuentra todo mucho más verde y más bonito.

Babú , Natabona, y familia se encontraban bien y nos obsequiaron, después de los saludos de rigor y de una charleta de mas de una hora, con un plato de ugali que se hace con harina de casava y mijo molido, acompañado de carne de vaca, todo del terreno, asi como cacahutes cocidos y despues tostados.

Babu en Butangasi.

Babu en Butangasi.

Los árboles estaban llenos de popos, ya amarillos, tan grandes como melones de buen tamaño, son amarillos cuando maduran y hay que tirarlos con una larga vara, porque están  en lo alto de los árboles, pegados al tronco, como los cocos.

Como decía esta año ha llovido mucho y todavía hay charcos en los caminos, esto tiene relaci’ón con la malaria, que este año es más maligna porque hay más mosquitos, y por la noche, a pesar de la mosquitera  siempre se cuela alguno y te infla a picotazos.

Ya casi de noche regresamos a Busia, con un montón de gente por los caminos unos andando, otros con bicis, en moto, en  coches, en camiones…, en fin, en un desfile continuo, porque la población es abundantisima, y los niños van en gupos  de ocho o diez.

De nuevo en Busia.

Sábado, 9 de enero de 2010
Los Alpes desde el airbús

Los Alpes desde el airbús

El olor a las cocinas de carbón fue lo primero que me hizo sentir que estaba nuevamente en Uganda.

Kampala huele  al humo del carbón por las noches.

El viaje, fue mas largo de lo esperado, ya que me ha cogido la ola de frio siberiano y el aeropuerto de Bruselas estaba congelado literalmente. El vuelo de Madrid llego con puntualidad, pero el aeropuerto  de Bruselas estaba no operativo por las temperaturas y hubo que esperar un tiempo hasta el embarque, y después varias horas porque el avión, un airbus de 330 pasajeros no respondía a las maniobras de preparación del vuelo.

Esperamos eternamente en el avión hasta que sobre el medio día , llegaron los servicios aeroportuarios con un brazo articulado y descongelaron las alas del avión , porque seguíamos bajo cero.

A los treinta minutos se pudo despegar con un retraso acumulado de cuatro horas y pico.

Sobre las nueve de la noche llegamos a Kigali, la capital de Ruanda, que tiene un aeropuerto muy bonito y donde se hace fin de trayecto. Es decir,  una vez que  ha bajado el personal que ha llegado a destino, entran los servicios de limpiza e intendencia y cargan nuevamente el aparato que regresa a Bruselas, haciendo antes una parada en Entebbe, mi destino.

El papeleo en la aduana fue rápido, pero no me dieron un visado de entrada múltiple como yo quería, sino que tendré que pagar los cincuenta dólares de rigor cuando vueva a entrar camino de Tanzania.

Las cosas cambian rápidamente y la carretera de Kampala a Busia ha mejorado considerablemente y el trayecto se hace en menos tiempo, pero como fuimos parando cada poco a comprar en los puestos de los pueblos, llegamos casi de noche.

Fuimos al banco en Kampala, a la oficina principal del  Barclays Bank, donde te atienden en diez o doce ventanillas, se hace una sola cola, bien organizada y sin número, el cambio está ahora a 2.730 shillings, aunqu el shillings me parece que vale menos y las cosas han subido, por ejemplo el gasoil que pagué al venir costo a 2.000 shillings el litro, es decir casi precio europeo, en un pais donde se siguen ganando 30/40 euros mes, los afortunados que tienen trabajo, en fin, una barbaridad de caro, y asi todo el transporte.

Kampala

Kampala

El Hotel Rand sigue en el mismo sitio pero con otros inquilinos, no he visto el mono que había el año  pasado y tampoco trabaja el amigo Namulundu, que se ha cambiado a otro, pero sigue teniendo el mismo encanto. Esta noche me han despertado los mangos que caen  de un árbol al tejado y suenan como pedradas.

A las cinco ha pasado el muacín, con sus cánticos celestiales y ha comenzado el concierto de los gallos, diciendo que era hora de levantarse, que aquí es al amanecer porque el día hay que vivirlo.

Todo bien. Besicos.