En París, con la manta massai.

En la Plaza de Notre Dame.

En la Plaza de Notre Dame.

Tantas peripecias para llegar a España, y sortear tantos obstáculos adversos, merecían una pequeña recompensa y para un viajera que se precie como Jescar , pensé que estando tan cerca, no hay nada como caer por París. Los preparativos no fueron fáciles ya que hubo que prolongar la Visa de Turista. La tarea era complicada y tras varias consultas hubo que acudir a las Altas Esferas  ( gracias, “amigo” Javier), para que el viaje fuese posible.

El fin de semana estuvo lloviendo, pero era lo que menos importaba, porque París tiene ese encanto, que es más especial en los primeros días del verano cuando las parisinas,  mientras comen, toman el sol en el Campo de Marte.

La Torre Eifell estaba  a tope de turistas y Jescar enseguida nombró sus collares de papel… pero lo que más gustó a la Namulundu fue  la catedral de Notre Dame.

Estaba lloviendo a mares  cuando llegamos a la Isla  y  toda la gente que se suele congregar por los alrrededores, estaba en el templo, con lo cual había mucha gente. Entramos al mismo y nos sentamos  en los bancos de la  gran nave central. Estuvimos largo rato en silencio, los bancos próximos con turistas de medio mundo, facilmente reconocibles por su aspecto y su vestido.

Con la manta massai en la Torre Eiffel

Con la manta massai en la Torre Eiffel

Las catedrales tienen ese halo mágico que te transportan, sin darte cuenta, a  tiempos pasados, a caballeros con armaduras y emperadores bajo palio.

Jescar, con su manta massai al hombro, miraba las preciosas vidrieras de los laterales del templo y la cubierta central, con su galería gótica y su impresionante altura, con sus ojos negros muy abiertos y  yo, por un momento pensé, que para alguien que ha pasado su niñez en una “nyumba” de barro y paja de dos metros  y medio de altura  era como estar cerca del cielo…

Dimos una vuelta por la girola y en una de las capillas encendimos varias  velas por nuestros seres mas queridos, mientras en la capilla de al lado una negra cantaba gosspell acompañada por la notas  un armonium.

Un comentario para “En París, con la manta massai.”

  1. Saludos! que grandiosa aventura. Esta es una muestra mas que todo esfuerzo tiene su recompensa. Paris es impresionante tiene una magia que muy pocas partes del mundo cuentan con ella. Bravo por ustedes.